miércoles, 15 de abril de 2009

Recogida de firmas para la impugnacion

Un grupo de socios estamos dispuestos a impugnar el sorteo, ya que no todos los numeros tenian las mismas posibilidades. Hay que moverse rapido ya que no hay tiempo.

Si hay gente interesada que deje comentarios con su direccion de mail y nosotros nos pondremos en contacto para realizar los tramites pertinentes.

Caso similar que fue impugando. El sorteo de tuvo que repetir.

En el bombo de las centenas de millar fueron introducidas cinco bolas con el 0, que representaban a los 99.999 primeros, y otras cinco con el 1 para los restantes - «Es posible que el sistema no sea perfecto», dice un portavoz de Defensa

Un error matemático falsea el sorteo de los jóvenes que se librarán de la «mili» en 1998

Defensa concedió tantas posibilidades en los bombos a un grupo de 65.343 como a otro de 99.999

MADRID.- El sorteo de los excedentes de cupo del reemplazo de 1998, es decir, los jóvenes que le sobran al Ejército y que se librarán de hacer el servicio militar obligatorio el próximo año, fue una chapuza. El azar le ha jugado una mala pasada al ministro Eduardo Serra.

El sorteo, celebrado ayer en Madrid, no fue justo, porque un error en el método matemático empleado ha falseado los resultados: el Ministerio de Defensa dividió el reemplazo en dos grupos (uno de 99.999 jóvenes y otro de 65.343), y otorgó las mismas posibilidades en el bombo a ambos.

Sin embargo, ningún responsable de Defensa reparó en ello, y los bombos decidieron finalmente la identidad de los 16.442 españoles que no irán a filas. Ahora, si el sorteo es impugnado, su suerte puede pender de un hilo.

El sorteo tenía que determinar la identidad de los 16.442 jóvenes, del contingente total de 165.342 que forman el reemplazo de 1998, que no harán la mili el próximo año, por ser excedentes de cupo. La ceremonia se celebró en el polideportivo del hospital militar Gómez Ulla, engalanado para la ocasión y con cerca de un millar de personas como testigos, la mayoría de ellos quintos del próximo reemplazo, que esperaban con ansiedad que bombos y bolas les libraran del trago de la mili.

Con antelación, Defensa había enviado por correo al domicilio de cada uno de los 165.342 aspirantes un número personal escogido aleatoriamente, algo así como el décimo, cupón o boleto para participar en el sorteo.

Se utilizaron seis bombos, alineados de izquierda a derecha en el siguiente orden: centena de millar, decena de millar, unidad de millar, centena, decena y unidad. Todos ellos, lógicamente, contenían 10 bolas, numeradas del 0 al 9. Todos excepto el primero, es decir, el de las centenas de millar, que guardaba en su interior cinco bolas con el número 0 y otras cinco con el número 1.

El interventor general de la Defensa, que actuó como notario militar, explicó antes del sorteo las razones técnicas de esta medida: «En el bombo de las centenas de millar se introducirán cinco bolas con el número 0 y otras cinco con el número 1 por ser éstas las dos únicas cifras válidas que pueden salir en ese lugar, al ser el total de alistados 165.342 jóvenes».

Esto resulta fácilmente comprensible: de haberse extraído el 0, los 16.442 excedentes de cupo habrían estado en el segmento que va del 1 al 99.999; si hubiese salido el 1 -como así fue-, los afortunados estarían comprendidos entre el 100.000 y el 165.342.

Tras ser extraídas las seis bolas, el número agraciado fue el 155.611, y a partir de él se contó en sentido creciente hasta alcanzar el último, el 165.342. Como todavía no se habían completado los 16.442 excedentes de cupo, se retomó la lista por abajo, como había sido previamente anunciado por Defensa, es decir, desde el número 1 hasta el 6.710.

El error se había consumado: con cinco bolas del número 0 y otras cinco del 1 en el primer bombo, Defensa había concedido tantas posibilidades de librarse de la mili a los 65.343 segundos como a los 99.999 primeros.

Esta diferencia de oportunidades resulta más clara si recurrimos a un supuesto que, evidentemente, no es real: supongamos que, en lugar de los 165.342 alistados, hubiese sólo 100.000. Con el sistema de ayer, los 99.999 primeros tendrían cinco bolas en el bombo, y el último... otras cinco.

Un portavoz oficial de Defensa dijo anoche a EL MUNDO: «Es posible que el sistema utilizado no sea perfecto, pero hemos intentado hacerlo lo mejor posible, como se creía que técnicamente era mejor». Y añadió: «Pero nadie podrá afirmar que ha habido trampas».

Un sorteo con posibilidades de premio muy diferentes


Los números posteriores al 20.000 tenían el doble de posibilidades de salir


Los socios del Athletic se apuntaban al sorteo sin saber como iba a ser la mecánica del mismo. Todo eran especulaciones hasta que a partir de las 19 horas se vio el sistema de bolas en Ibaigane. Había habido tiempo para prepararlo, para analizarlo y meditarlo, pero fallaron las matemáticas y es que nadie de la organización se dio cuenta que los números posteriores al 20.000 tenían el doble de posibilidades de salir agraciados

Como sucede en la lotería de la Once, se sacaba un número con las decenas de millar, otro con los millares, cientos, decenas y unidades. El único problema en es que en el bombo de las decenas de millar, donde estaba el cero, uno y dos, en el caso de salir el 2, los millares tan sólo iban del 1 al 5 (puesto que había 25.746 números apuntados) con lo que tenían el doble de posibilidades que si llega a salir el 0 ó el 1 que tenían todos sus números repartidos. Prueba de ello es que tres de los cinco números fueron veintemiles.

Otro de los fallos que dejó evidencia de la diferencia de probabilidades, fue cuando el notario sacó primero el 2, luego el 7 y como no había más que hasta el 5 (puesto que había 25.746 números apuntados), se volvió a meter la bola del 7 y a sacar otra, en lugar de meter también el 2 y volver a sacar de nuevo desde el principio para garantizar la igualdad de probabilidades.

Sin duda un gran fallo cuya repercusión traera cola.